La globalización y la ficción corporativista de Desarrollo Tecnológico

Rodolfo Sumoza es Ingeniero de Sistemas egresado de la Universidad de los Andes. Parte de su experiencia laboral la compartió con una Corporación Transnacional dedicada al desarrollo de software y hardware, la cual, en medio de contradicciones que se fueron generando, le permitió entender la lógica corporativista y la ilusión de desarrollo tecnológico y bienestar material que venden a los profesionales latinoamericanos.

¿Cómo se ve a las corporaciones desde las universidades venezolanas?

La idolatría de las universidades por este tipo de corporaciones vinculadas con las tecnologías de la información venía de muchos años atrás, porque eso estaba sembrándose allí. Cuando yo llegué en el primer semestre, no fue de un día para otro que empezó esa veneración por las grandes corporaciones, eso fue progresivo: conversaciones de pasillo, en laboratorios, a nivel de grupos de estudio, a nivel de comentarios incluso de profesores, empezaban ya a diferenciar qué era lo bueno y lo malo respecto a la opinión de la corporación, y por casualidad, lo bueno siempre resultaba ser lo corporativo. Entonces se escuchaba decir que habían empresas transnacionales, que están desarrollando productos a nivel de hardware y software, de elevada calidad, y que la gente que tiene el acceso a eso o el conocimiento sobre ese tipo de tecnología prácticamente tiene el futuro asegurado. Esto es en resumen lo que se vendía muy sutilmente. La cuestión era sublime, retadora para el académico que te decía: “mira si tu conoces este sistema operativo, que por ende es mejor que cualquier otro, este te va a abrir el camino profesional, este es el que te va a catapultar a la cima profesional” Y esto se hacía gota a gota, de semestre en semestre, una conversación aquí y otra allá, de lo que tu veías en el laboratorio, y de repente llegaba una nueva máquina, que terminabas alabándola como la mejor sin ningún criterio de refutación, de entender por qué esa no es la mejor maquina. Entonces finalmente lo que imponen en la universidad es un dogma, que se va naturalizando sin derecho a la duda.

Para ello hacía falta contar con profesionales individualistas, que se concentraran en disputarse las “oportunidades” de empleo.

La visión social nunca se presentó en la vida universitaria y lo que se sembraba era justamente el individualismo. El que tenía el “poder individual” era el mejor a la hora de poder surgir en comparación con los otros, o sea, que el que “más sabía” era el mejor y era el que iba a ser mas rico e iba a estar mejor, esa era la ruta a seguir. No estaba planteada otra opción: que todos juntos vamos a trabajar y vamos a surgir porque vamos a construir un sistema diferente. No. Al contrario, se cultiva un culto, una pleitesía a las corporaciones.

Todo estaba sumergido bajo un clima de competitividad agresiva, en el que sobrevivías siendo el mejor en todo o te devoraba el sistema. La frustración se hacía patente en ese tipo de ingenieros que no ejercían su profesión porque no accedían a este tipo de tecnología, entonces terminaban montando restaurantes o viviendo con sus padres, típico de mi generación.

¿Había alguna forma de complicidad universitaria con las corporaciones? Es decir, ¿Los profesores e investigadores actuaban como agentes de las transnacionales en las universidades?

Los profesores terminaban siendo agentes de las transnacionales tanto voluntaria como involuntariamente. Voluntariamente, cuando ya la corporación se acercaba y decían explícitamente “móntenme aquí una sucursal para formar gente”. Eso lo vi yo a final de mi carrera, por ejemplo en tema de redes y de sistemas operativos de estas marcas de grandes transnacionales. Vi que llegaban a la universidad a cazar talentos a nivel de profesores, los educaban, los formaban en estas tecnologías, para montar academias de esas corporaciones en las universidades. Ese fue el clímax y como yo estaba metido en ese ambiente estaba maravillado. Hasta que empezaron los cursos, que a su vez empezaban a cobrar, cuando uno creía que todo era gratis. Pero en este caso era explícito, los profesores ya estaban captados por esas corporaciones y estaban formados por esas tecnologías. Ya estaban apresados y no lo soltaban. Entonces empezaron a formar gente masivamente para que cuando salieran ya graduados de sus universidades, salieran desconociendo otras opciones tecnológicas mas que las tecnologías privativas que estas corporaciones difundían, y bueno, uno salía amarrado a esta lógica.

Habían otros que favorecían de forma implícita e involuntaria a estas grandes corporaciones. Porque también fueron formados como yo en la academia, y luego se hacían profesores que carecían de criterio y reflexión para decir “esto es bueno, esto es malo”; y más bien sostenían el criterio de que estos productos y estas tecnologías eran lo mejor, entonces ellos repetían lo que habían aprendido en su vida de estudiante, ahora como profesores.

¿Qué mecanismos de persuasión, de atracción usaban las corporaciones para atender a todos estos nuevos profesionales?

Uno viene de la academia con un gran sueño de descubrir estos secretos tecnológicos que ofrecen estas grandes corporaciones para convertirse en mejores profesionales, donde el que más éxito tiene es porque es el que más sabe sobre estas tecnologías. Obviamente a estas tecnologías no son fáciles de acceder, a nivel de manuales, a nivel de formación, porque los cursos que se dictan a nivel nacional o internacional son muy caros. A excepción de estas academias que son muy puntuales y no dominan muchas cosas. Pero qué pasa, cuando uno llega a una corporación, como en mi caso, que me invitan a participar, iniciando con una entrevista, uno lo que primero piensa es cumplir ese gran sueño, es decir, “ya se me van a revelar de una manera relativamente fácil y rápida, todos esos secretos tecnológicos, me voy a convertir en el profesional que siempre soñé”. Y el primer impacto que uno se lleva, a nivel de la entrevista, es un impacto visual en el que uno dice: “ya esto está en consonancia con el modelo de vida que nos enseñaron en la universidad”, reflejado en el lujo de las oficinas, la belleza de la recepcionista, el protocolo, el cambio permanente de oficinas, donde aquel gran servidor que veías en la universidad, aquí lo tienes en todas las esquinas, donde esa máquina de última generación que te mostraban en la universidad, aquí la tienes, entonces dices: “esto es el cielo, y aquí es donde yo debería estar”. Entonces se mezclan dos cosas, el modo de vivir y el mundo de la formación, es decir, yo voy a tener acceso al conocimiento, y además voy a empezar a vivir bien, a tener dinero para consumir.

¿Qué hacen las corporaciones?, lo primero que hacen es darte la bienvenida y absorberte en ese mundo. Y esa entrada fue apoteósica, yo asistía a los cursos encorbatado, el lujo del ambiente ejecutivo era definitivo, muy atractivo. Entonces cuando empiezo los primeros seis meses de maravilla, caracterizados por un montón de cursos, un montón de contenidos, un montón de conocimiento de manera fácil y rápida, que no te estaba costando nada, que te estaban pagando de paso por estar ahí, y a la vez se combinaba con el espíritu corporativo, con las convivencias por así decirlo; que eran las fiestas, las reuniones, los brindis… Entonces eso era constante, esos esquemas sociales de abundancia de licor, de comida, de baile, de festejo, era un esquema de vida donde te estaban diciendo: “esto es lo bueno y no hay otra manera de ver la vida buena”. El detalle está en que cuando tú te vas acostumbrando a esto sin tomar en cuenta que el período de prueba es de seis meses y luego te toca ir a trabajar a los partners, digamos, este es el primer gran choque que recibí. Porque mi contrato final era realmente una formación para trabajo con los partners. ¿Qué significa trabajar en un partner? El partner es una empresa venezolana, ya deja de ser la corporación, o sea, que ya no tienes el gran lujo, sino ya tiene la cultura de una empresa venezolana que busca sólo el enriquecimiento sin importar el desarrollo del conocimiento. Y bueno, a llamar por teléfono porque al partner se va a vender. No era como me lo pintaban, ya que cada vez que nos llamaban a reunión sólo preguntaban: “¿Cuánto vendiste?” No importaba cuánto aprendiste, si sabías mucho o poco, sino sencillamente el conocimiento pasaba a ser secundario y nos enfocábamos en vender porque si no, nos despedían.

¿Qué pasó con el sueño del desarrollo intelectual, de la capacitación tecnológica de “alto nivel” que prometía la corporación?

En esos momentos estaba terminando mi maestría, y yo quería hacer mi tesis asociada al trabajo en esta gran corporación, y bueno, pensaba que no había mejor espacio para plantearlo. Sin embargo, al comentarlo con ellos, toda la estructura tanto a nivel corporativo como a nivel de partner me dijeron: “nada, usted lo que quiere es lanzar un cohete a la luna, y aquí usted no tiene nada que hacer, porque aquí no estamos interesados en cosas de desarrollo e investigación, no lo vamos a hacer nunca porque aquí el objetivo es vender”. ¿Y qué significa en una corporación ser un empleado de los más dotados y de los más capacitados? Es sencillamente que tenga memorizado toda la estructura tecnológica que viene del norte: “que de allá se avanzó, que de allá se inventó, que de allá sí se están pagando los creativos”. Entonces qué ocurre, que quien entra a una corporación con el sueño de vincularse con el conocimiento y de crear, y termina vendiendo, pues cumple con el “seguidismo” de querer alcanzar el sueño de irse al norte, para esos grandes laboratorios.

¿Hay alguna posibilidad real de que el grupo de profesionales que ingrese a una de esas corporaciones pueda acceder al conocimiento duro de desarrollo e innovación?

Quienes ingresaron a la corporación ni siquiera accedieron a esos grandes laboratorios, sino que los pocos que viajaron hacia el norte y los contrataron por allá es porque tenían un carisma de venta bastante elevado y fueron a ser vendedores en otros países. Y otro grupo de los que entramos en esa época, de “Profesionales de Alta Tecnología”, como nos llamaron al grupo de profesionales recién graduados que entramos en esa época, dijeron: “yo me retiro de mi carrera y me dedico a vender, a hacer dinero, sin importar nada mi formación”.

¿Entonces es falso también que las corporaciones contribuyen con el desarrollo tecnológico de una nación y que contribuyen a desarrollar las potencialidades científicas y tecnológicas?

De lo que se trata sencillamente es de vendernos dispositivos listos para ser usados. Fíjate que ahí descubrí la diferencia entre las tecnologías privativas y las tecnologías libres. Nunca en el proceso de enseñanza nos revelaron los secretos de fondo de la tecnología. Simplemente te revelan secretos de uso, que no son ninguno secretos, sino “si este televisor es compatible con este conector”. Y trabajas cosas muy superficiales a nivel tecnológico, de compatibilidad, para que el cliente no se vaya disgustado a la hora de comprar una cosa, que cuando tú vendas una solución a un cliente, esa solución esté bien armada. Pero realmente el conocimiento tecnológico de raíz nunca te lo ofrecieron, realmente esa oferta de desarrollo tecnológico nunca existió, porque nunca te enseñaron la tecnología de fondo para poder contar con un desarrollo tecnológico nacional.

Más bien las corporaciones castran cualquier posibilidad de desarrollo tecnológico

Correcto, porque las grandes corporaciones lo que están sembrando en estos tecnólogos nacionales es el espíritu de venta, lo aislan totalmente de este sueño de formación que se creó en las universidades, y lo van llevando a un paradigma de ventas, tal cual como ocurría con este grupo de compañeros, que decían que se retiraban, para seguir la ruta de enriquecimiento, para montar un negocio, porque esa era su “reflexión”. Si veían al señor de la corporación enriqueciéndose a partir del trabajo de muchos, ya era hora de yo enriquecerme con el trabajo de otros, ése era el camino aprendido en la corporación. Entonces aquí se castra cualquier posibilidad de desarrollo, ya que los tecnólogos, o seguían enriqueciendo al dueño de la corporación, o montaban su propio negocio, una venta de comida rápida, o una franquicia. Entonces, ¿a qué hora iba lograrse el desarrollo tecnológico prometido por esa “gran globalización” de estas corporaciones tecnológicas? ¡Nunca! Porque si ellos mostraban estos secretos tecnológicos y lo compartían en esta dizque “globalización tecnológica”, seguramente pensaban: “voy a perder una cantidad importante de dinero porque es estos países se van a sembrar corporaciones que, usando este conocimiento, me van a hacer competencia”.

¿Tú crees que en Venezuela existan posibilidades reales de enfrentar este modelo corporativista? ¿Dónde debemos poner el acento para propiciar el surgimiento de un nuevo modelo?

Yo creo que se abre toda una oportunidad con este nuevo esquema nacional en el que se impulsa a las tecnologías libres. Y digamos que más que un clamor nacional es un clamor mundial, y estas grandes corporaciones se están dando cuenta y entendieron que para ellos es muy peligroso que la gente vaya incorporándose al mundo de las tecnologías libres porque estarían perdiendo mucho dinero. Viéndolo en ese sentido, las corporaciones vieron ese peligro y ahora se están metiendo, se están infiltrando en el tema de las tecnologías libres. Entonces, por ejemplo, en el caso de Venezuela, hay un impulso por el conocimiento libre, por las tecnologías libres, que pudiese de alguna forma sembrarse en las universidades. Pero si esto llegase a pasar, hay que tener mucha precaución y vigilar cómo las corporaciones se están permeando en el tema de la tecnología libre y cómo se están beneficiando. Es decir, si las universidades asumen acríticamente el tema de las tecnologías libres, son las corporaciones quienes finalmente se benefician de estos profesionales que pudiesen no salir lo suficientemente preparados desde el punto de vista político, desde el punto de vista cultural, y eso pudiese ser “la misma pipa con distinta cachimba”, reproduciendo la misma lógica pero ahora con las tecnologías libres, venerando y enriqueciendo a las grandes corporaciones que ahora se aprovechan de las tecnologías libres para hacer dinero.

Esto no se enfrenta sólo con sustituir las tecnologías privativas por tecnologías libres y ya. Creo que hay que cambiar el paradigma de formación, que no sólo se limite al instrumentalismo, que no forme sólo a un profesional experto en la instrumentación de las cosas. No, formemos profesionales críticos, profesionales libres, es decir, que dentro de la academia deben existir esquemas de formación política, esquemas de formación ética, fundamental en toda la carrera. Algo que realmente construya pensamiento crítico, y evitar los dogmas. Como decía Bolívar, “Moral y Luces son nuestras primeras necesidades”. Comprender realmente este pensamiento de Bolívar, es orientador, es claro.