La búsqueda del Conocimiento Libre pudiera describirse como una rebelión en respuesta a los procesos de colonización del continente los cuales, han degenerado al individuo hasta convertirlo en un ente alienado, cosificado y disociado de la realidad. Visto de esta manera, lo que da sentido a que exista el Conocimiento Libre es justamente la presencia de políticas imperialistas que esgrimen una visión homogeneizante del mundo, con el propósito de controlar a los individuos en función de intereses particulares en los cuales, todas las acciones giran en torno al capital y no entorno al ser humano. En ese afán de manipulación y dominación se busca controlar todas las relaciones sociales de producción, entre ellas, la producción y reproducción del conocimiento. Así, el conocimiento dentro de esta lógica se manifiesta como:
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Mercancía: el conocimiento se vende y se compra y sólo aquéllos que pueden pagar, tendrán acceso a él.
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Parcelas fragmentadas que explican la realidad y el individuo yace en ellas sintiéndose ajeno.
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La expresión más acabada del egoísmo, formando al individuo como un agente dominador dentro de su contexto social, es decir, quien conoce tiene mayor credibilidad frente a quien no conoce y además, un franco defensor de las políticas de dominación.
De esta manera, siendo el conocimiento controlado por los grupos de poder, se sirve éste como una eficaz herramienta de dominación, entre tanto, los individuos creyéndose cultos, o con posibilidades de realizar oficios o profesiones, o simplemente por realizar actividades que generen materialidad para el mantenimiento dentro del “sistema de vida”, caen en la trampa de concebirse como seres “libres”. El conocimiento (no -libre) se presenta también como un medio para la división de clases sociales y eso genera una relación distinta entre cada individuo y el “saber”. Se trata entonces de una trampa alevosamente preparada para convertir al sujeto en un objeto autómata del sistema de dominación sin que se de cuenta de ello y asumiéndose, además, completamente ajeno a ese proceso, pero ¿cómo puede darse esto?
En la medida en que una información sea considerada como válida para todos, es posible ganar mayor legitimidad y habiendo legitimidad sobre la base de la convicción, se puede avanzar en los planes de dominio, pues el dominado acepta sin censura alguna, cualquier acción. Así, por ejemplo, trabaja la academia tradicional la cual promueve un distanciamiento del sujeto que conoce respecto al objeto de estudio; presenta una fragmentación de la realidad y, en consecuencia, hace que el individuo no comprenda los fenómenos desde sus contextos históricos perdiendo el sentido holístico de la realidad y además, a discreción, selecciona cuáles contenidos se pueden enseñar y cuáles no, es decir, hay un secuestro del conocimiento a favor de los intereses que se busque salvaguardar.
Véase el caso venezolano y lo vivenciado respecto a las fuertes disputas por revertir las políticas transformadoras emprendidas por el Gobierno Bolivariano y cómo universidades que se suponen están al servicio de la nación, manipulan información y realizan una programación continuada para hacer que un grupo de estudiantes atenten contra la vida y contra el orden público en “demanda de la libertad”. Llevan a la praxis -en medio de una paradoja inexplicable- acciones que son incoherentes con el discurso y no se dan cuenta de ello, no existe la posibilidad de confrontación de ideas por la ausencia de actitud crítica, estos estudiantes van a lo que van porque responden a la continua programación mental.
Ahora bien, al hablar de Conocimiento Libre subyace el concepto de libertad ¿el conocimiento libre para qué? ¿qué sentido tiene la libertad cuando hablamos de conocimiento libre? Cabe entonces destacar, que cambiar nuestra visión sobre el conocimiento desde la estructura heredada de la dominación es profundamente difícil, pero ya dar cuenta de ello es un paso adelante.
La libertad toma el sentido de emancipación, entonces, el conocimiento pasa de ser una herramienta para controlar a un medio para emancipar, es decir, un conocimiento liberador, puesto que su manifestación será el de construir compromisos orientados al crecimiento y fortalecimiento del individuo en tanto parte de una sociedad que busca subvertir los efectos de las acciones imperialistas que se manifiestan en las relaciones de explotación vigentes aún. Esto trae como consecuencia la posibilidad de crear otras relaciones sociales de producción, así como también incentivar el sentido de pertenencia y pertinencia en la producción del conocimiento asumiéndolo como un proceso de construcción y (re) construcción colectiva.
Vemos entonces que el conocimiento es liberado (se pudiera hablar en términos de soberanía del conocimiento) pero también libera, en una relación dialógica y con un propósito claro: generar procesos de emancipación en los individuos hacia un estado de consciencia tal que permita, en su accionar colectivo, revertir los nefastos efectos de las políticas imperiales en nuestro continente.